lunes, 22 de noviembre de 2010

Teatro // Crítica // "Kalvkött, carne de ternera", de Silvina Chague

Me acerqué al “Teatro del Nudo” para ver una obra de la cual había escuchado buenas críticas, que hace ya bastantes meses hace dos funciones por fin de semana (con todas las dificultades que eso implica, teniendo en cuenta que ninguno de los intérpretes son comercialmente conocidos. Pese a eso, una sala llena casi en su totalidad, lo que bien predispone a cualquier espectador). “Kalvkött, carne de ternera”, una pieza de Silvina Chague, bajo la dirección de Corina Fiorillo, comenzó puntual a las 20.30 del domingo, como corresponde.
Una puesta en escena bastante extraña, ya que no despierta ninguna imagen previa de qué es lo que puede pasar allí. Alguna que otra silla, dos mesas y los cuatro interpretes durante todo el trascurso de la obra.
La historia toca lugares comunes como pueden ser: el exilio, las diferencias culturales, las distancias con la familia y cosas por el estilo. La obra está situada en 1976, con una chica que se aleja de su país (Argentina) y se va a Estocolmo, Suecia. Eso trae una primera etapa de tristeza y luego una de acostumbramiento. Habiendo vivido en el extranjero dos años (claro que bajo otras condiciones diferentes que las que tiene el exilio), lo que más se extraña son los pequeños detalles propios del país de origen.
Tal vez pensando esto solo y leyéndolo así, no es más que lo que mencioné antes: un conjunto de lugares comunes. Pero el texto, la dirección y la manera en la que es abordado por los actores hacen de la pieza un conjunto de momentos emocionantes, en los que uno se siente identificado y le despiertan cierta ternura los personajes.
Son cuatro actores, pero interpretan a muchos personajes. El trabajo que más impacta es el de Alejo Mango, que interpreta al padre de la joven argentina exiliada y, por otra parte, a un Chileno en Suecia.
Momento a destacar: tal vez un viaje en colectivo por Buenos Aires entre un sueco y un argentino. Lleno de imágenes que despertaban una emoción muy genuina.
Pero como no todo en la vida es rosa, considero que introducirse en el público es un recurso que siempre genera simpatía y una cercamiento al público que tal vez no logró introducirse en la trama de alguna obra, pero creo que esta pieza no lo necesitaba en lo más mínimo, ya que considero que toda la platea “del Nudo” se sentía parte de la historia.
No conocía trabajos ni de estos actores ni de esta directora pero sinceramente, luego de esta experiencia, recomendable para todos, creo que son otras personalidades para seguir en el circuito del teatro.

(Función: domingo 14 de noviembre)

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