lunes, 29 de marzo de 2010

'Difícil' (monólogo), de Daniel Crespo Narbona

El primer contacto siempre es el más difícil
No se sabe lo que va a pasar, no se sabe cómo vas a reaccionar. Hablamos. Nos conocemos. Nos decidimos a dormir. Ese dormir tan despierto, tan abierto. Poco a poco nuestros cuerpos se fusionan formando un solo individuo, una sola idea. Mis labios te recorren de una manera única, combinando perfectamente el placer, la vergüenza y el querer.
El gato, tu gato, entra a cuadro cortando el aire con una garra. Genera risas, chistes y liviandad. Tranquilidad.
No me conformo. Mi cuerpo, sudoroso, pide conocer más, sentir más. Sucede. Nuestras antipáticas remeras desaparecen de nuestro torso, generando el momento simbiótico tan deseado. Te miro, me mirás. Muy de cerca, para así sentir tu respiración. Y entonces las manos no se satisfacen y buscan más. Los excitados cuerpos tocan fondo para ya no volver. Nunca volver.
Traspiro, respiro, te miro y suspiro. Te complementás. Me completás. Las pulsaciones se aceleran, cada vez más y más, alcanzando cifras indescifrables.
Basta.
Los cuerpos desde el fondo saltan a la cima para luego estabilizarse. Miradas se cruzan y se comunican sin decir ni una sola palabra, sin emitir un solo sonido. Me separo. Te beso, acaricio, observo, beso y me separo. Me recuesto. Tu cabeza sobre mi pecho, tu pierna sobre mi sexo. Y ahí, y solo ahí, entiendo, comprendo y me retracto. Se viene lo más difícil: el momento de la partida. Mi partida. Vos por tu lado y yo por el mío. No me fui y ya te extraño.
El último contacto siempre es el más difícil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario