La idea de ver un espectáculo de clown en un fin de semana teatral, se está volviendo en mí casi un hábito. Y no creo atribuírselo a otra cosa que a la placentera sensación que sentí al salir de los mismos.
Me acerqué al Centro de la Cooperación un viernes por la noche para ver la nueva creación de Marcelo Katz: Tempo. Claro está, teniendo en cuenta sus anteriores creaciones, que esta iba a ser sobre delirios clownescos basados en el Tiempo.
Mi pregunta antes de ingresar a la sala era: ¿tanto se puede hablar sobre el tiempo? Y sí: horas, meses, momentos, rítmos. Todo está vinculado con el tiempo.
Al comenzar la pieza, me encontré con varias caras conocidas (tres de ellas participaron de Amargo Dulzor, la pieza que formó parte del plan de verano “Parador Konex”). Las actuaciones son parejas y muy buenas. La vital Julieta Carrera (Sagitario) comienza con una entrada a destiempo propia de las características mismas de su clown que, desde esa acción, se hace querer por el público. Hernán Carbón, sin embargo, va en ascenso, ya que comienza son mucha firmeza y finaliza con unos movimientos en el espacio que hacen parecer que es su casa. Las actrices Virginia Kaufmann y Gabi Goldberg lucen un increíble caudal de voz en varias ocasiones (acompañadas por un piano en vivo, ejecutado de manera justa por Sebastián Furman).
La obra casi no deja lugar a la improvisación por parte de los actores, ya que a diferencia de las anteriores obras de Katz, esta no posee casi juego con el público.
Se puede apreciar en todo momento una gran concentración por parte de los actores y se ve, como trasfondo, un profundo trabajo de dirección. Claramente un proyecto cargado y recargado de ensayos, pruebas y errores, para dejar como resultado una placentera página en mi historial de obras teatrales de la ciudad de Buenos Aires.
(Función: Viernes 30 de abril)
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