lunes, 10 de mayo de 2010

Teatro // Crítica // 'La verdad fugaz', de Guillermo Hermida

Una vez sentado en las incomodísimas butacas del teatro Beckett, me dispongo a ver la segunda obra del dramaturgo y director Guillermo Hermida (su debut como tal: Cupido sin detenerse, en el 2008, teatro Anfitrión): La verdad fugaz.
En el espacio una escenografía simple pero interesante, la cual denota un espacio neutro que abre un abanico de posibilidades para el desarrollo de la pieza dramática. Por otra parte, una novia está en el espacio esperando que el público ingrese, se acomode y apague sus celulares. Esta espera genera una gran expectativa sobre el por qué de esa mujer allí parada (que debo confesar que, en primera instancia, creí que era un maniquí, lo que me desorientaba aún más).
La obra empieza sin momentos dignos de destacar, sencillamente contando las realidades de los personajes. Pero a medida que trascurren los minutos, uno se va interiorizando con cada uno de ellos y hasta, en ciertas discusiones, se puede tomar partido por uno de ellos e involucrarse.
En un momento dado (o mejor dicho, en dos) parte del elenco realiza una coreografía que no suma al contenido poético de la obra, aunque sí tal vez a la realidad de los personajes y a lo absurda que comienza a ser la historia en ciertos aspectos.
Las actuaciones son muy parejas, ya que todos están muy bien en lo que hacen. La protagonista (por así llamarla, ya que cada uno tiene su pequeño momento de gloria) Lucrecia Gelardi (Emma) se desenvuelve de manera excelente la hora y cuarto que dura el espectáculo, como así también lo hace Mariano Ferrán (Pedro). Sin embargo, conociendo las capacidades y virtudes de Luciana Dulitzky (Maxi) me quedé con ganas de verla un poco más.
La pieza tiene momentos realmente increíbles, tanto desde la dramaturgia como desde las actuaciones (rápidamente recuerdo uno en el que suceden dos situaciones simultáneamente en distintos espacios, y una conversación sobre el teatro que me hizo reír de mi mismo como actor y espectador).
El trabajo de arte está muy bien llevado a cabo por Sebastián Sábas, ya que cada personaje muestra con sus prendas un poco de lo que cada personaje lleva con su historia, y la puesta en escena es la indicada para el pleno desarrollo de la historia.
Sabiendo poner las palabras en su justo lugar, y a cada actor en su justo personaje, Hermida supo regalarme un grato momento una fría noche otoñal.


(Función: Sábado 8 de mayo)

2 comentarios:

  1. LEO A VECES TU BLOG Y ME GUSTA PERO ME PASA A VECES Y CON ESTA CRÍTICA TAMBIEN, QUE ME QUEDO CON DUDAS. O SEA, LO BÁSICO QUE ME PREGUNTO PARA IR A VER UNA OBRA ES: DE QUÉ TRATA? QUÉ PLANTEA LA OBRA???
    NO LO DICE Y ME DAN GANAS DE IR A VERLA IGUAL PORQUE DECIS QUE ES BUENA, PERO ME GUSTARÍA MAS SABER ESE ASPECTO QUE ES FUNDAMENTAL.
    GRACIAS, BESOTE.

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  2. Agradezco tu apreciación y la tendré en cuenta para próximas críticas.
    Próximamente: La Isla Desierta, por el Grupo Ojcuro. Teatro Ciego en el Centro Cultural Konex.

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